Poesía de un gran enbustero
Era una noche estrellada
Pero sin embargo llovía
A la luz de un candil apagado
Un ciego leía un periodico sin letras
Un mudo daba un discurso
Los sordos le escuchaban
Los cojos saltaban de flor en flor
Fuí a mi casa, atranqué la luz
Encendí la puerta
Acosté el abrigo
Y me colgué en la percha
A la mañana siguiente
Sentí una voz que decía
Asómate a la vergüenza
So cara de poca ventana
Y dame un vaso de sed
Que vengo frito de agua
Tal y como lo recuerda mi padre